jueves, 15 de junio de 2023

La inquieta conciencia cívica: "wearing carcasses is not chic"

Chicago. Comprar aquí una estola de mink resulta fácil si uno lleva en el bolsillo de 500 a 700 dólares. Pero con la efervescente defensa de la ecología, una adquisición de este tipo se complica si a la entrada de una tienda de Chicago, Nueva York o Boston, una manifestación de grupos defensores de la fauna silvestre inquieta a la conciencia cívica.

Desde hace cinco años, las asociaciones protectoras de animales, ecologistas y vegetarianos, han formado una singular alianza para protestar contra este lucrativo negocio invernal en las más importantes metrópolis del país. Este fin de semana, en la avenida Michigan de Chicago y en su equivalente neoyorquina, la Quinta Avenida, cientos de personas caminaron a lo largo de dos kilómetros gritando consignas y portando pancartas con leyendas en contra de la caza y el comercio de pieles.

“Usar cadáveres de animal no es chic” (wearing carcasses is not chic), era uno de los estribillos. “Las pieles son para los animales” (furs are for animals), señalaba el lema de un cartel.
“Esta es la década para la defensa de los derechos de los animales”, dijo Barbara Chadwick, representante en Chicago de la organización Animal Rights Mobilization o Movilización por los Derechos de los Animales, que declaró el 23 de noviembre el Día Libre de Pieles.

“Nuestro pronóstico es acabar con el sacrificio de animales, en nombre de la vanidad humana”, afirmó Chadwick. Es temporada invernal en Estados Unidos. Y con fríos que en el norte de este país promedia los cinco grados centígrados, para algunos está es la época idónea para sacar los abrigos, estolas, sombreros, botas y chamarras de piel de mink, castor, conejo, oso, chinchilla y zorro.

Según la agrupación, para confeccionar un abrigo de mink es necesario matar a 10de estos animales cuando la producción de fibras sintéticas ha hecho posible la fabricación de ropa invernal a un precio diez veces menor [sin dañar a la vida silvestre y sin recriminaciones culturales].

La preocupación de los ecologistas en algunos lugares ha trascendido de las palabras. En el estado de Colorado, la legislatura estatal considera ya un proyecto de ley para prohibirla venta de estos artículos.

La Asociación de Industriales de Pieles en Chicago replica, por su parte, que la demanda de ecologistas, defensores de la fauna y vegetarianos carece de sentido y razón. “Los activistas que dicen defender a la fauna quieren eliminar todo uso de animales. Dicen no a la carne, pescado, leche, queso, huevos; no al uso de la lana, de cueros; no a los circos ni a los zoológicos; no a la investigación médica por medio de animales... Algunos han llegado a sugerir que tener una mascota es un acto de crueldad. Quieren imponer su punto de vista a todos”, apuntó la asociación empresarial en un comunicado público.

Los esfuerzos de los amantes de los animales no han quedado en el vacío. Algunos laboratorios de investigación universitaria han dejado de utilizar perros, gatos, conejos y primates, debido a la presión de los activistas. Desde hace un año, la Universidad de Chicago utiliza únicamente ratas y cerdos para sus experimentos.

Las protestas de este fin de semana coincidieron con el inicio de las ventas prenavideñas en todo el país. Afuera de las tiendas de pieles o de grandes almacenes de ropa, los manifestantes formaron filas que iban de una esquina a otra, mostrando pancartas y mantas a transeúntes y automovilistas.

Las mujeres o los hombres que por casualidad pasaron junto a las manifestaciones fueron objeto de agresiones verbales y gritos desenfrenados, mientras la policía -montada, uniformada y secreta- se concretó a impedir peleas o ataques a los locales comerciales. Los propietarios de estas tiendas solo observaron el espectáculo y, en el futuro inmediato, no tienen más opción que resistir.

Texto: Guillermo G. Espinosa
Publicado originalmente el 27 de noviembre de 1990 en el diario Excélsior de la Ciudad de México, con el título: Inquietantes protestas en Estados Unidos contra la venta de pieles.

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